El cifrado de datos (criptografía) es la conversión de datos legibles, denominados texto plano, en una forma ininteligible conocida como texto cifrado. Esta transformación depende de algoritmos y claves de cifrado, haciendo que los datos sean indescifrables para partes no autorizadas. Las personas que poseen la clave de descifrado adecuada pueden revertir el proceso, restaurando el texto plano original. Esto asegura la seguridad de los datos, incluso en casos de interceptación.
En el núcleo del cifrado se encuentra la generación de claves de cifrado pseudoaleatorias, que rigen la transformación del texto plano en texto cifrado a través de operaciones matemáticas complejas ejecutadas por algoritmos de cifrado. A su vez, el descifrado implica revertir este proceso de cifrado utilizando la misma clave.
Sin embargo, el descifrado no autorizado plantea desafíos computacionales significativos, exigiendo recursos sustanciales para romper esquemas de cifrado bien diseñados en un marco de tiempo factible. En consecuencia, a medida que las capacidades de computación avanzan, los algoritmos de cifrado deben continuar evolucionando para contrarrestar ataques cada vez más sofisticados.
A medida que los computadores se volvieron prevalentes, el cifrado evolucionó de dispositivos mecánicos a algoritmos computacionales, resultando en dos tipos prominentes:
Aunque las técnicas modernas de cifrado son altamente efectivas, asegurar una robusta seguridad de los datos requiere una gestión meticulosa de las claves y prácticas de implementación seguras.
Como se mencionó anteriormente, el cifrado de clave simétrica se basa en una clave secreta compartida para ambos procesos, cifrado y descifrado, lo que lo hace eficiente para asegurar datos en reposo, como bases de datos o archivos almacenados. Es adecuado en escenarios donde la misma clave puede ser intercambiada de manera segura entre el emisor y el receptor.
En contraste, el cifrado de clave pública utiliza un par de claves matemáticamente relacionadas: claves pública y privada. La clave pública, ampliamente distribuida, permite a cualquiera cifrar mensajes destinados al propietario de la clave privada correspondiente, que permanece secreta y se utiliza para descifrar los mensajes cifrados.
El cifrado de clave pública se emplea comúnmente para la comunicación segura a través de redes no confiables como Internet. Facilita el intercambio seguro de información sensible sin necesidad de una clave secreta compartida previamente. Esta forma de cifrado juega un papel fundamental en la comunicación digital, habilitando el correo electrónico seguro, la banca en línea y otras transacciones seguras en línea.
El cifrado es una piedra angular en numerosos dominios comerciales y civiles, cumpliendo funciones críticas en diversas aplicaciones.
En el comercio electrónico, el cifrado es crucial para salvaguardar la seguridad y confidencialidad de las transacciones en línea. Al cifrar datos sensibles, como los detalles de tarjetas de crédito, antes de su transmisión por Internet, el cifrado protege esta información de posibles interceptaciones por entidades maliciosas, reforzando la confianza y seguridad de los consumidores en las plataformas de compras en línea.
Además, el cifrado se utiliza extensamente en la gestión de derechos digitales (DRM), donde creadores y distribuidores de contenido lo emplean para proteger su propiedad intelectual de accesos o distribuciones no autorizadas. A través del cifrado, pueden controlar quién accede y utiliza su contenido digital, protegiendo sus derechos de propiedad y flujos de ingresos.
Asimismo, el cifrado es indispensable para facilitar canales de comunicación seguros, ya sea para el intercambio de información sensible dentro de marcos organizacionales o para la transmisión de mensajes confidenciales entre individuos. Al aprovechar el cifrado, se mantiene la confidencialidad de los datos, evitando interceptaciones o alteraciones no autorizadas por partes externas, preservando así la integridad y privacidad de los canales de comunicación.